
En Septiembre, nunca olvidaré que no se muy bien cómo ni por gracia de qué o quién, me crucé con una oportunidad de las que pocas veces encuentras dos veces.
Ella llegó disfrazada de locura y con una mirada arrebatadoramente seductora.
Me miró y la miré. Sonreí y me sonrió. La miré y lo ví…
Ahí ambos supimos que ya era algo imparable.
Me tendió la mano y, se la cogí.
Ella me aseguró estar conmigo, al menos, cuatro o cinco meses.
Yo le dije que no quería nada duradero, que para conocerla no necesitaba más que unas semanas.
Iluso de mí, pensaba que ya si eso, después, veríamos si teníamos la química suficiente o el flechazo que sentía no era más que un simple amor a primera vista.
Probablemente, ella sabía de sus encantos.
Seguramente, ella sabía que estaba escrito que la querría.
Es mucho más que cierto, que yo temía que fuera así, no es fácil ser poliamoroso hoy en día.
Y ahora, poco más de 5 meses después, aquí estoy: Feliz.
Hoy, con sentimiento de empezar a apreciar el olor, el tacto y el sabor de una nueva piel, tras semanas y meses donde he vivido mi propio viaje, ese que me ha acercado a quien no conocía pero sí intuía.
Hoy, sin duda alguna, me declaro enamorado de la educación. Mañana, mañana Dios dirá.
PD: Mi agradecimiento a los alumnos que me han soportado desde Septiembre en el Colegio Salesianos de Cádiz, como intento de profesor de FP en las clases del Grado Superior de Informática (2ºASIR, 1ºDAM y 1ºASIR) y en las distintas sustituciones hechas en otros ciclos. En todas y cada una de ellas he aprendido de mis alumnos, esas personas con las que he tenido la oportunidad de compartir tiempo y espacio.
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